jueves, 29 de marzo de 2012

La Realidad socioeconómica venezolana en la Actualidad

Estimados estudiantes esta semana para reforzar la Unidad I vista en clases, van a leer y resumir en palabras propias la información que ha continuación encontrarán, tomada de la red escolar nacional 2008 (RENa)

La Realidad socioeconómica venezolana en la Actualidad

El objetivo de este tema es evaluar la situación socioeconómica venezolana actual, a partir de la observación de la realidad nacional en sus aspectos económicos, sociales y culturales. Es importante destacar que, en todo país, se producen procesos de cambio en los aspectos antes mencionados que deben ser evaluados como sistemas dinámicos organizados que funcionan como un todo en el que las partes se encuentran en constante interacción. Partiendo de un análisis socioeconómico es posible comprender mejor muchos de los problemas que agobian a la sociedad venezolana hoy día, así como elaborar planteamientos que permitan solucionar dichos problemas.



El impacto de La Economía venezolana en la dinámica social Actual
El sistema económico venezolano ha sido definido como capitalista-rentista, donde existe la iniciativa y la propiedad privada, pero con un elevado nivel de participación del Estado en la actividad económica. Ocurre además que dicho Estado obtiene recursos para ésta participación de los beneficios de la actividad petrolera, es decir, vive de la Renta petrolera (de ahí la denominación de Estado rentista). A pesar de la subsistencia de formas de producción no capitalistas, el modo capitalista de producción es sin duda el predominante en la economía venezolana.


Desde la década de los setenta Venezuela ha experimentado un proceso importante de descentralización política, económica y administrativa, que ha generado un mayor equilibrio geoeconómico, aunque todavía se mantienen enormes desequilibrios en la ocupación y aprovechamiento del espacio geoeconómico venezolano. Los últimos veinte años del siglo veinte fueron en especial difíciles para la Economía venezolana que creció entre 1976 y 1996 a una tasa promedio anual de 2,14%, mientras la población crecía en el mismo período a un ritmo de 2,18% anual, tasa ésta mayor que el nivel de crecimiento económico ya mencionado. Como consecuencia de ésta situación, Venezuela, según estadísticas del Banco Mundial, pasó de ocupar el primer lugar en 1976 entre los países latinoamericanos en cuanto al Ingreso Per Cápita, al octavo puesto en 1996.

Antes de la década de los Ochenta, las expectativas económicas de Venezuela apuntaban a una enorme facilidad para acceder a una riqueza cada vez mayor, así como a una cada vez mayor igualdad en el ingreso familiar que hacia surgir una clase media cada vez más numerosa. Después de los años Ochenta, la realidad señala un creciente aumento de la Desigualdad, que se manifiesta en el hecho de que, para el año 2000, el 10% de la población venezolana concentraba en sus manos cerca del 42% del ingreso total del país.

La combinación de mayor desigualdad y disminución del Ingreso per cápita se ha traducido en el caso venezolano, en un notable y preocupante incremento de la pobreza, la relativa “prosperidad” que vivió Venezuela hasta inicios de los Ochenta, hizo surgir el calificativo de “Venezuela Saudita” para referirse a los cuantiosos recursos que generó el auge de la actividad petrolera. Esa prosperidad no se debió al trabajo de los venezolanos sino al aumento de la Renta petrolera, siendo esto agravado por el mal uso que se dio a gran parte de los ingresos obtenidos, que no fueron destinados a la creación de formas de generación de riqueza distintas del ingreso petrolero.

América Latina y Venezuela: Del proteccionismo al Neoliberalismo
América Latina en general, ha experimentado importantes cambios económicos, en especial luego de los años ochenta, antes de esa fecha, la mayoría de los países de la región habían adoptado la política de sustitución de importaciones recomendada por la CEPAL con la cual, se restringía fuertemente la inversión extranjera buscando favorecer la producción industrial de los países de la región. A finales de los Ochenta, y en parte arrastrados por una tendencia mundial iniciada en los EE.UU. e Inglaterra, y promocionada por organismos como el Banco Mundial y el FMI (Fondo Monetario Internacional), los países latinoamericanos comenzaron a aplicar políticas para la privatización de las empresas públicas y la apertura de sus mercados nacionales.


Así, Venezuela adoptó a partir de 1989 políticas de apertura comercial, privatización y liberalización de la economía, que llevaron a quienes se oponían a dichas políticas a acusar al gobierno de “Neoliberal”. Aunque en el resto de los países latinoamericanos las reformas siguieron adelante, en el caso venezolano, el impulso hacia la liberalización económica se vio detenido luego de 1992, como consecuencia del aumento del grado de conflictividad social que desencadenó una profunda crisis política que llevo a la destitución del presidente Carlos Andrés Pérez.


Al evaluar la situación general de América Latina tras más de diez años de reformas económicas destinadas a lograr la Liberalización de sus mercados, puede afirmarse que los resultados, aunque difieren de un país a otro, han sido principalmente: un mayor control de la inflación, reactivación del crecimiento económico, cierta recuperación del dinamismo de las economías latinoamericanas, así como un innegable avance en la difícil tarea de reformar el Estado. Sin Embargo, las reformas económicas no han logrado reducir significativamente los niveles de pobreza, ni frenar el crecimiento del desempleo, así como tampoco han podido lograr una recuperación real del salario de los trabajadores.

La brecha social, lejos de disminuir, continúa hoy aumentando, pues, aunque los pobres son hoy menos pobres en cuanto a su poder adquisitivo, ocurre también que los ricos son cada vez más ricos, gracias a su ventajosa situación económica. Esta gran desigualdad en el nivel de ingreso entre ricos y pobres se debe en gran medida a las diferencias existentes entre unos y otros en cuanto a su formación, así como a las distintas posibilidades que poseen de acceder al uso de los recursos naturales.


Educación y Desarrollo económico
Distintos organismos y personalidades del mundo académico han coincidido en señalar que, la única posibilidad real de reducir de manera importante los nivelas de pobreza en América Latina es a través de la implementación de una profunda reforma educativa. En Venezuela, como ya se señaló, la distribución del ingreso se ha hecho cada vez más desigual, a la vez que se ha reducido el nivel de ingreso. Sí a ello se suma que el sólo crecimiento económico no garantiza mayor igualdad social, se tiene entonces que la única vía eficaz para lograr mayor justicia social en la distribución de la riqueza, es el mejoramiento del nivel educativo de la población, y en especial, de los más pobres.



Es indudable que existe una clara relación entre el nivel de igualdad en la distribución del ingreso y el número de años de escolaridad promedio de un país. En Venezuela la población de más bajos recursos se encuentra en desventaja, tanto en el número de años de escolaridad como en la calidad de la Educación que recibe, así, los hijos de las familias de mayores recursos, no sólo reciben más años de educación que los de familias de bajos ingresos, sino que además, reciben una educación de mayor calidad. Mejorar esa situación, aunque requerirá varios años de esfuerzo continuo por parte de la sociedad venezolana, es sin embargo indispensable.

Es importante señalar que una reforma educativa tiene un efecto moderado en la superación de la pobreza en el corto plazo, pero a largo plazo, su impacto en la calidad de vida de la población es profundo. Además, una reforma integral que comprenda cambios estructurales en la economía y en la educación logrará efectos que se harán perceptibles de inmediato. En resumen, la receta para alcanzar un alto nivel de ingreso con distribución más equitativa es fácil de entender pero difícil de realizar: Una economía de mercado más eficiente y una educación de calidad para todos.


El Auge de la Pobreza:
Al revisar las estadísticas referentes a las denominadas pobreza “Crítica” y “Extrema” en Venezuela, se observa que para el año 2000, cerca del 70% de las familias se encontraban en situación de pobreza, frente a un 18% que se encontraba en esa misma situación para 1980, en menos de veinte años, el número de pobres en Venezuela se ha triplicado. El acelerado crecimiento de la pobreza en Venezuela está vinculado a la reducción del empleo y del salario real. En los años setenta, Venezuela conoció el pleno empleo, pero después del “Viernes Negro” las cifras del empleo informal no han dejado de crecer, ubicándose siempre por encima del 30% al tiempo que el desempleo abierto, es decir, la proporción de la fuerza de trabajo que está desocupada y buscando empleo, ha oscilado después de 1983 entre el 6 y el 13%: Sumando el desempleo y el empleo informal se tiene que de 1983 en adelante, solamente el 50% de la fuerza de trabajo venezolana ha contado con un empleo fijo.

Además del problema del desempleo, el trabajador venezolano ha tenido que hacer frente a una severa disminución del poder adquisitivo de su salario; de hecho, según cálculos del Banco Central de Venezuela, la capacidad adquisitiva del Bolívar venezolano es hoy cien veces menor a su valor para 1984. Uno de los síntomas más indicativos del deterioro económico padecido por Venezuela en las últimas décadas es el fenómeno de descapitalización de la Vivienda. La inversión acumulada en Vivienda, que se mide en metros cuadrados por habitante, creció ininterrumpidamente en Venezuela hasta 1980, ocurriendo desde entonces que ha venido disminuyendo hasta la actualidad.

Esta disminución significa en la práctica que, una proporción creciente de la población vive en condiciones precarias, en viviendas cada vez más improvisadas y en condiciones de hacinamiento.

La causa inmediata de la perdida del poder adquisitivo, que se refleja en la calidad del consumo y de la vivienda, está asociada a la caída del salario real. Si se analiza el valor nominal de las remuneraciones obtenidas por los trabajadores en bolívares, se observa que los ingresos han crecido notablemente. Un trabajador que ganaba en el año 1978 Bs. 2.000,00, gana hoy, debido a la inflación Bs. 321.000,00, sin embargo puede adquirir con ese monto menos bienes y servicios que los que podía adquirir veinte años atrás. Esto se debe a que, en realidad, el salario real promedio, que creció ininterrumpidamente entre 1950 y 1978, ha sufrido desde entonces un severo desplome a tal punto que, en términos reales, se encuentra hoy al mismo nivel del año 1950. Aunque pueda parecer increíble, en un país donde han ingresado cientos de miles de millones de dólares por la explotación petrolera, la remuneración del trabajo no ha hecho sino disminuir en los últimos veinticinco años. La explicación de esta paradoja requiere hacer uso del análisis económico, para revelar los inicios de la crisis venezolana.

El Comienzo de la crisis venezolana
Al analizar los indicadores económicos más importantes se observa que en Venezuela, a diferencia de la mayoría de las economías modernas, se ha presentado desde 1983 una marcada disminución de la productividad, disminución cuyos orígenes se remontan al aumento brusco y repentino de los precios del petróleo ocurrido en 1973. Antes de esa fecha, la inversión privada y gran parte de la pública, se hizo para abastecer un mercado interno protegido por la política de “Sustitución de Importaciones”, lo que llevó a la creación en el país de un parque industrial que antes era inexistente. Debido a lo limitado del mercado nacional y la ineficacia de la inversión realizada, la avalancha de inversiones públicas y privadas que se produjo luego de 1973 dio como resultado una disminución y no un aumento de la productividad general de la economía venezolana. Es en ese momento que puede ubicarse los orígenes de la crisis del modelo rentista venezolano, pues el país no supo ni pudo absorber de manera eficiente la “Sobredosis” de capital que entró desde el exterior entre 1974 y 1978.

En 1978, la inversión anual llegó a un punto máximo cercano al 45% del producto Interno bruto (P.I.B.) , y comenzó a descender al ser frenada por la caída en los rendimientos o ganancias. A partir de 1983, la caída de los precios del petróleo alejó también la inversión, pero es importante destacar que dicha baja en los precios del crudo no fue la causa original de la crisis, sino que contribuyó a agravarla y la hizo más difícil de superar. De 1983 en adelante, la inversión anual se ubicó por debajo del 20% del P.I.B., contribuyendo esta disminución a que el parque industrial venezolano se volviese progresivamente obsoleto.

Así, la dotación de capital por trabajador comenzó a disminuir luego de 1984, lo que precipitó la caída de la productividad y con ello, la severa caída del salario real ya mencionada.
Es importante destacar que el denominado “Paquete económico”, aplicado por el gobierno de Pérez entre 1989 y 1992, generó un importante repunte de la inversión y de la productividad, que se reflejó en un modesto incremento del salario real y en una disminución de los índices de desempleo y de empleo informal. Aunque el llamado “Paquete” ha sido tremendamente cuestionado por su costo social y político para el país, es justo señalar que la supervivencia de muchas empresas venezolanas se debió a la devaluación del bolívar ocurrida en 1989, pues ella eliminó la sobrevaluación artificial de la moneda venezolana y permitió a las empresas venezolanas ser más competitivas en el exterior.

El aumento de los ingresos petroleros como consecuencia de la Guerra del Golfo, en 1991, ensombreció el panorama de mejoría económica pues aportó nuevos recursos rentísticos (es decir, provenientes de la renta petrolera) a la economía nacional, que hicieron al gobierno abandonar muchos de los esfuerzos reformadores implementados en 1989. Además, la crisis política de 1992 y 1993, la crisis financiera de 1994 y 1995, revirtieron los efectos positivos del "paquete" y agudizaron las tendencias negativas que venía arrastrando la economía venezolana desde hace décadas. Desde los años noventa y hasta hoy, la economía venezolana viene pagando las consecuencias de no haber adoptado las medidas necesarias para diversificar el aparato productivo nacional y hacerlo más competitivo. El precio más alto pagado por los errores económicos, lo constituye un aumento sin precedentes de la pobreza, que hoy afecta a uno de cada dos venezolanos.


Los orígenes Históricos de la Actual Crisis
Las raíces de los males que hoy padece el país, se encuentran íntimamente vinculados a la naturaleza rentista de la economía venezolana y a la forma en que el sistema político imperante en Venezuela en los últimos cincuenta años ha hecho uso de esa renta petrolera. Entre esas causas hay que destacar el papel jugado por la Tasa de Cambio bolívar/dólar, pues dicha tasa ha estado constantemente sobrevaluada desde los años treinta. Esa sobrevaluación del bolívar mejoró el poder adquisitivo de la moneda nacional haciendo más baratas las importaciones, por lo que el desarrollo industrial se vio afectado ante la imposibilidad de los productos venezolanos de competir con la producción importada, está situación afecto negativamente la oferta de empleos en el país.

Como un intento de corregir esa situación, a partir de 1959 se adoptó la política de “Compre venezolano”, es decir la política de sustitución de importaciones. Como consecuencia de esas políticas, surgieron en pocos años numerosas empresas, muchas de ellas, lamentablemente, simples ensambladoras de piezas foráneas o envasadoras de productos importados. La política del “Compre venezolano” fue exitosa en lo referente a crear empleos y dotar al país de una base industrial. Sin embargo, las empresas creadas no tuvieron alguna clase de incentivos que las llevara a ser más eficientes o competitivas. El éxito de la mayoría de las empresas venezolanas que surgieron como consecuencia de la política de Sustitución de Importaciones, dependió de la posibilidad de acceder a los favores del gobierno de turno.


En el caso de las empresas públicas, propiedad del Estado venezolano, el impacto de las enormes inversiones realizadas fue mayor. La nacionalización de las industrias básicas (Acero, Aluminio y Petroquímica) y de las industrias del Hierro y el Petróleo, fue realizada aspirando desarrollar nuevos sectores exportadores cuyos requerimientos de capital eran tan altos que sólo podían ser asumidos por el Estado venezolano. Sin embargo, el proceso de inversión resultó ineficiente, ya que la administración de las empresas nacionalizadas estuvo dominada por el clientelismo, y además, los precios de sus productos sufrieron largos períodos de baja en los mercados internacionales.

El costo económico de la nacionalización de esas empresas fue muy alto, pues el Estado debió asumir una enorme deuda externa para financiar las inversiones realizadas y, más adelante, debió cubrir las pérdidas producidas por el ineficiente manejo de dichas empresas.

Además de la inversión y el fomento al desarrollo industrial, el otro mecanismo utilizado en Venezuela para la distribución de la renta petrolera fue el gasto público. De 1958 en adelante, floreció una burocracia clientelar que repartía cargos, muchos de ellos innecesarios, a los militantes y simpatizantes de los principales partidos políticos. El resultado de esta práctica fue el surgimiento de una Administración Pública hipertrofiada y poco capaz, que contribuyó al debilitamiento del Estado y al fomento de la corrupción. El efecto más nocivo de la corrupción administrativa para la sociedad venezolana ha sido la aparición de una actitud generalizada en la población de ver la “cosa” pública como una torta de las que todos quieren su pedazo, dicha actitud se manifiesta en la evasión de impuestos, el robo de equipos en los hospitales, el cobrar sin trabajar, entre otras. Es indudable que la corrupción ha sido uno de los mecanismos para el reparto de la renta petrolera en Venezuela, que más problemas ha traído.

El Impacto Social de la Crisis venezolana
El incremento en la pobreza, el desempleo y la proliferación de la economía informal han tenido un profundo impacto en la sociedad venezolana, especialmente en los sectores más humildes de la población. El 80% de la población del país es urbana y vive en centros con más de diez mil habitantes. De ellos, más de la mitad vive en barrios, que son zonas de poblamiento irregular surgidos en su mayoría de la migración masiva de personas del campo a la ciudad. Así el desarrollo industrial de Caracas, Maracaibo, Valencia, Barquisimeto, Maracay y Puerto Ordaz ha hecho surgir en esas ciudades cinturones de miseria, llenos de personas que llegaron a la ciudad en busca de empleo. Aunque el Estado venezolano ha dotado a muchos de esos barrios de infraestructura y servicios básicos, el carácter anárquico y precario de la mayoría de ellos ha impedido un correcto desarrollo urbanístico de la mayoría de las ciudades venezolanas.


Debido al crecimiento de la población en los barrios, la imposibilidad de adquirir viviendas fuera de ellos y la dificultad de emprender nuevas invasiones de terrenos cerca de las ciudades, la mayoría de los barrios en Venezuela (en especial en Caracas) han visto aumentar su densidad poblacional en los últimos años, con lo cual cada vez más venezolanos nacen en situación de pobreza. El hacinamiento resultante, la falta de empleo y la pobreza creciente, en medio de una sociedad que hace gala de un gran consumismo y que pregona la riqueza fácil, han actuado como caldo de cultivo para el surgimiento de gravísimos problemas sociales como la delincuencia, el incremento de la promiscuidad y, la desintegración de la familia tradicional.

jueves, 22 de marzo de 2012

GENESIS Y EVOLUCION DE LA SOCIEDAD HUMANA

Estimados estudiantes una vez estudiada la primera unidad en clases, deben explicar hacia que teoría del origen del hombre se inclinan y por qué?